En Japón y China se empezó a originar el término ‘alimentos funcionales’ y hoy en día popularmente también llamados ‘super foods’.
Estos alimentos se caracterizan porque, además de ofrecer un aporte de nutrientes, promueven una función específica en pro de la salud, como por ejemplo la avena en la disminución de colesterol o de azúcar en sangre, así como una potente acción de las vitaminas A y C como antioxidantes.
Las grasas también son un claro ejemplo, pues se ha encontrado que los ácidos grasos como el omega 3 y 6 presentes en aceites vegetales como el de canola, girasol, oliva, soya y aguacate, tienen un efecto positivo en la disminución del riesgo de enfermedades metabólicas por su impacto en niveles de colesterol, marcadores inflamatorios y de sensibilidad a la insulina.